UNA PARED HECHA DE TIEMPO...
*Foto de Gabriela Colombo. clubdelecturagcolombo@gmail.com
-En Instagram: @gabytcolombo
*
Entre nosotros
viven los pájaros
a los que les diste de comer
inclinando tu torso delgado y triste
hacia un cacharrito
que apoyaste en el suelo.
Los pájaros saben dónde ir
en qué sitios la vida los sostiene
en su delicada continuidad,
lo aprendieron del aire.
Tu mano
que ofrece alimento
debe saberlo, lo sospecho,
esa mano
que me da de comer también a mí,
la hambrienta
la devastada.
*De Irma Verolín. irmaverolin@hotmail.com
UNA PARED HECHA DE TIEMPO…
-Poesía de Irma Verolín.
MIRAR LAS CIUDADES*
Me gustaría ver las ciudades
como las ven los pájaros
pequeñas y perfectas, no quiero
ser un pájaro
solo quiero contemplar un mundo empequeñecido,
así dejará de crecer mi miedo
para hilvanar con el hilo de la vida
los sucesos venturosos.
Luces parpadeantes
velocidad
ciudades inmensas nos habitan.
MACETA EN LA TERRAZA*
En esa maceta olvidada en un rincón de la terraza
las lluvias del verano
hicieron brotar unas cuantas hojas verdes
bastante grandes
que demostraron mucha voluntad de vivir
e insistieron en multiplicarse
con cierta alegría. Nadie dejó
caer en la tierra una semilla
-sólo tierra oscura y terca había en esa maceta-
nadie esperó con impaciencia
que surgiera un brote de aquel fondo negro
ni le echó agua
día a día
inclinando un cacharrito averiado
alimentado por esa confianza
con que el porvenir nos alumbra
cuando regamos una rústica maceta,
las hojas salieron a la luz sin testigos
solas
despejadas ante la espesura de un aire
que las recibió a sus anchas
en ese rincón sin nada de sol y poco abrigo.
LA PECERA*
En la antigua casa había una pecera,
mi abuelo la limpiaba
mi abuela le daba de comer a los peces
que iban de un lado a otro
dentro de aquel cubo en el que se estrellaba la luz
cada tarde.
Yo me imaginaba que los peces
no nadaban en el agua
sino en una evaporada sustancia,
la misma en la que levitaban mis pensamientos.
Ondulantes en sus muchos colores
los peces nunca atravesaron el vidrio
así como las palabras
no lograron entrar
en la caja cúbica de mis pensamientos,
sólo nadaban
sin precipitación ni metas.
La vida se desarrollaba con absoluta abulia
entonces
nada podría ocurrir
y todo ya había sucedido:
la muerte
la vejez
mi juventud
el tiempo
flotando sobre las cosas
que también nadaban de un lado a otro
en líneas rectas
y nos vigilaban
con sus ojos inexpresivos
todos los días.
PÁJAROS EN LA VEREDA*
Los pájaros más pequeños
suelen aparecer
estampados contra la vereda.
La muerte es una simple mueca.
Los más grandes
con las alas rotas
van y vienen extraviados
buscando el nido
que quién sabe dónde fue a parar.
Ya no tiene ramas confiables ese árbol,
su agujero crece y crece
en la mitad del tronco,
el día menos pensado
si ese árbol no termina muriendo
de manera natural
vendrán los obreros municipales
a talarlo.
Aún así
los pájaros persisten
llevan y traen tronquitos
ramas
hojas secas:
reconstruyen su nido
-nido invisible entre el follaje del verano
o desnudo en medio del frío-.
Ese árbol y esos pájaros se parecen a mí.
.
TARTA DE ZAPALLITOS*
Hice por fin
mi tarta de zapallitos
anoche, con paciencia
piqué las cebollas
trituré los ajos
corté en mil pedazos
los opulentos zapallitos.
En la radio
una mujer de voz ronca
hablaba del espíritu humano
de la crueldad del mundo
y del dolor
con tono de advertencia.
Mis gatos daban vueltas
en torno a mis pies
esperando su alimento
mientras yo
mezclaba harina y aceite
para hacer la masa.
La noche era oscura
y también giraba alrededor
de mí,
el verano, caliente
y esa voz ronca de la mujer de la radio
martillando
el aire quieto de mi casa.
Desde el otro lado
vino mi bisabuela a visitarme.
Llegó con sus polleras anchas
-a esta altura ella ya debe haber cumplido
por lo menos ciento cuarenta años-.
Seguimos cocinando
juntas las dos
y enseguida
la noche
nos hizo una reverencia.
Después algo más sucedió.
Pero no lo recuerdo.
MI AMIGO ME LLAMÓ ESTA TARDE POR TELÉFONO*
Mi amigo me llamó
por teléfono esta tarde,
hablamos de poesía
y de esa gente que escribe mal,
de la que escribe bien y de esa otra gente que escribe
como si la palabra fuese
un objeto maleable que se deja amaestrar
o apalear. De escribir
hablamos. Nuestras voces se enhebraron en itinerarios
que se movían como brazos.
Le nombro a mis patios
y él hace silencio
-los teléfonos funcionan perfectamente en este país
desde hace una década-
su silencio entonces fue
como una palabra
demasiado inmensa para ser escrita.
Mis patios son así, agrego
y él entiende.
De mis otros patios
su madre
la infancia
lo que nos ocurrió después de la infancia
no hablamos
no
de eso no: estamos en verano
es tiempo de vida.
Después siguieron transcurriendo las horas
se desplazaron por una página de celofán: nada
se puede escribir allí
luz sobre la luz
este verano trae voces
hasta esta casa que edifiqué en una colina.
Quizá hablemos de eso
en otra tarde
mi amigo y yo.
DÍAS DE INTEMPERIE*
Cáscara rugosa con su interior comestible:
el tiempo es una nuez.
Tendida en esta cama
a lo largo del ancho verano
pongo en remojo mis pensamientos de ayer,
un día cualquiera: cielo de nubarrones y
veredas pegoteadas por la humedad
con olor a orines de perros y gatos.
Dejo que las cosas sigan como están
-demasiada intervención perjudica
el orden de la vida-
mientras pretendo que la almohada
me cuchichee alguna certeza;
la siesta se ha vuelto una prolongación
de la noche
así
sin contrastes
la vida ha perdido su fisonomía.
Algunos diluvios quedaron en mi memoria
desde ayer
cuando puse a remojar mis pensamientos
todo se ha vuelto
extremadamente amplio
los días, una eternidad:
no se encienden luces
no se propagan las sombras
nada entra en la cáscara de nuez.
Días de intemperie
días para cerrar los ojos frente a la luz.
HAY UNA NIÑA*
del otro lado
de esta blanca pared
extendida desde el infinito
al infinito.
El patio de mi casa
discreto
claro
esconde arrinconada a la ciudad.
La niña a veces canta
a veces llora
y a veces su silencio se llena de juegos.
Brilla la luz en este patio
cuando la escucho. Tersos,
su llanto y su voz
caen y giran y caen
entre las paredes que se elevan
hacia un cielo bajo
muy bajo
de un color celeste pálido.
Niña sin rostro
sin nombre
que canta
que llora
una pared nos separa
y está hecha de tiempo.
*Poemas de Irma Verolín.
-Irma ha publicado los libros de cuentos: "Hay una nena que gira", "La escalera del patio gris", “Una luz que encandila” y “Una foto de Einstein tocando el violín”. Novelas: "El puño del tiempo", "El camino de los viajeros" y “La mujer invisible”. Y también una serie de títulos en literatura infantil en distintas editoriales. Obtuvo diversas distinciones entre las que se destacan Premio Emecé 1993-94, Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires Eduardo Mallea, Primer Premio Internacional “Horacio Silvestre Quiroga”, Primer Premio Nacional Macedonio Fernández, Primer Premio Internacional de Puerto Rico, Primer Premio Internacional de Novela Mercosur. Tres de sus novelas fueron finalistas en los premios Fortabat, La Nación de Novela, Planeta de Argentina y Clarín. Algunos de sus relatos fueron traducidos al idioma inglés y alemán.
En poesía publicó “De madrugada” en Ediciones del Dock y “Los días”, editorial de la Fundación Victoria Ocampo, Primer Premio Horacio Armani 2014 otorgado por la misma fundación y “Árbol de mis ancestros”, Editorial Palabrava 2018. Algunos de sus poemas fueron traducidos al ruso, portugués e italiano. Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes en 1999.
Inventren
https://inventren.blogspot.com.ar/
LA CULPA*
Medianoche. Han apagado las luces del vagón para que la gente duerma.
Afuera un cielo estrellado. Una luna plena ilumina al interior del vagón dibujando formas fantásticas con las sombras de los árboles que bordean la vía.
El hombre lee a Saramago gracias a una débil luz individual.
Encuentra una frase que lo sacude: "La culpa es un lobo que se come al hijo después de haber devorado al padre".
Recuerda a su padre, nacido en un hogar campesino en la Italia de 1923. En aquel sueño que lo sacudió ya anciano: lobos se comían a sus ovejas, él no podía hacer nada para evitarlo. Así se despertó. De esa cara de espanto de su padre el hombre no se olvida.
Piensa en su padre, en él, en sus hijos. En otros padres con sus hijos. Todos acechados y finalmente devorados por la culpa. El espanto no lo deja dormir.
Los sueños son aullidos.
*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com
-Próxima estación.
En el recorrido del tren literario por el Ferrocarril Midland:
ELÍAS ROMERO.
KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO. LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO. ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI. KM 12.
LA SALADA. INGENIERO BUDGE. VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.
VILLA DIAMANTE. PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
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-Siguiente estación.
En el recorrido del tren literario por el Ferrocarril Provincial:
CARLOS BEGUERIE.
FUNKE. LOS EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ. J. R. MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA. GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.
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