ERAN LOS OJOS DEL MUNDO...

 


*Dibujo de Erika Kuhn. https://obraerikakuhn.blogspot.com/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Distinguíamos volúmenes*

 

 

*De Mercedes Araujo.

 

en las nubes

y formas de ser

en el árbol

sabíamos que

semillas redondas

dan frutas carnosas

un día es feo y sublime

a la par

la flor de cactus, se liba

la primavera,

se acecha.

Venerábamos al sol

desde el lado oscuro

de la fuerza

profanadores de nidos

abríamos enormes

los ojos carniceros

a cualquier bajeza.

Creíamos en esclavos:

un grillo doméstico sin alas

un saltamontes hoja

del jardín a la caja

capaces de contemplar

la muerte

entre las manos.

La venganza en el corazón

los venenos a la luz del día

predadores y sanguinarios

empuñábamos deseos

como agujas de zurcir.

Cada noche rezábamos tristezas

por el cascarudo atado

lágrimas tardías

por ranas mutiladas

una pena inconsolable

por incriminar a un inocente

espinas en los pies

y al día siguiente esparcir

desde el borde a la entraña

agua hirviendo al hormiguero. 

No teníamos ni una verdad

lo que de día nos excitaba

por la noche nos hacía llorar.

¡Cómo brillaban esos ojos!

Eran los ojos del mundo.

 

 

 

*Mercedes Araujo (Mendoza, 1972)

 

-Dicta talleres de escritura creativa en la UNA. Profesora de Derecho ambiental y Derecho de la cultura y el patrimonio. En el libro Todo lo que deba ser transparente, será transparente, acompaña con sus fotografías los poemas de Patricio Torme (Ed. Palabrava, 2020). Sus poemas forman parte de varias antologías, entre otras, Poetas argentinas, 1960-1980 (Ediciones del Dock) y Perras y Amor, de la Colección Prismática de Ed. En Danza.

Su obra publicada en poesía:

Así es el fuego, La Plata, Club Hem, 2018

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Muchos inviernos tuve frío

un frío mortal

en la casa

-porque era la casa, no mi casa-

donde flameaba una llama casi extinta

y también afuera.

En la casa no había

nada para hacer

-éramos pobres-

afuera sin embargo

iba sin campera

sólo un rompevientos, un pulóver

que ni siquiera era grueso.

He mejorado estás cosas pero recuerdo

con estupor mi estoicismo

recuerdo mi primer abrigo de segunda mano

lo llevo puesto, incluso ahora.

Por qué soportaba el frío?

Me permitía la hazaña pensar mejor?

Quizá solo pensara en el frío.

Hay cosas que son misteriosas

mis metáforas, sin embargo,

son tan transparentes.

En inglés se dice

"crystal clear".

 

 

*De Mercedes Álvarez. alvamercedes@gmail.com

 

 

-Mercedes nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, en 1979. Vivió en Mar del Plata hasta los diecinueve años. Entre 1998 y 2006 residió en España, donde se licenció en Sociología por la Universidad Pública de Navarra. Realizó un máster en Gestión Cultural.

-En 2013 con el relato Grow a lover ganó el premio Edmundo Valadés de cuento latinoamericano.

-Publicó los libros Vecinos (Baile del Sol, España, 2010), Historia de un ladrón (Caballo de Troya, España, 2010), Imitación de los pájaros (Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2013), Ficciones súbitas (comp., Eds De aquí a la vuelta, Buenos Aires, 2013), Saigón (Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2015), El cuerpo intacto (2017, Penn Press), y Grow a lover (2018, Pensamientos literarios)

Recientemente ha publicado La gota en la piedra (novela, Mardulce, Buenos Aires) 2021

 

 

 




 

 

Un Superman criollo aterrizó en San Telmo*

 

 

Lo vemos vendiendo pañuelitos de papel en el parque Lezama. Esos que se compran en Once por unos pocos pesos. Vestido con su una capa roja que llega a la cintura desarrolla una estrategia de venta muy astuta. Se acerca a los grupos de jóvenes esperando que detecten su presencia. Hay muchos en el verano, que con o sin compañía de la música, comparten sus historias de vida. No ofrece nada, solo les dice que les encanta observarlos porque cree que la amistad es lo único importante en esta vida. Les cuenta, sin que le pregunten, qué el planeta de donde viene explotó hace siglos.  Eso despierta una sonrisa cómplice porque todos entienden a qué se refiere. Y que de tanto luchar contra los malos perdió las ganas de volar. Solo conserva la capa colorada y la usa   aunque haga un calor sofocante. Cuando siente la empatía que genera confiesa que para vivir ofrece sus productos a voluntad. No los obliga ni les pide nada, sabe que a los jóvenes nunca les sobra la plata. Pocas veces falla, siempre alguno junta unos pesos para ayudarlo. Son las pequeñas pretensiones con las que anda nuestro Superman vernáculo. Con ese poco dinero confía en pagar la pensión de la calle Garay esta semana. Y no volver a dormir a la intemperie. Es muy deprimente para cualquier superhéroe que se precie.

 

*De Jorge Santkovsky. jsantkovsky@go.org.ar

*De “Aguafuertes de San Telmo”

http://otrascriaturas.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

La memoria es como una cacería en la oscuridad

la intuición se aguza

el oído infinito abarca todo el espacio

cada recoveco

como si pudiésemos palparlo

la visión de los gatos

y el disparo

la presa es el recuerdo vivo

culpa de los sentidos

no se ve nada hasta que se hace visible

el pensamiento de a poquito despierta

como si la luna llena que esperábamos encontrar al fin saliera

para iluminar el camino

y sino

nos encomendamos a la lucidez.

Los verdugos están llenos de buenas intenciones.

 

 

 

*De Vanesa Álvarez.

 

 

 

 

 

 

 

SAGA DEL TELEVISOR*

 

 

*Por Irma Verolín. irmaverolin@hotmail.com

 

 

 

UNO:

 

Busco un televisor plano para el estudio, tenía uno de esos panzones de catorce pulgadas en el que por poco había que adivinar la imagen. Entro en el negocio y veo uno a un precio muy conveniente. ¿Es de buena calidad?, le pregunto al vendedor. El muchacho alza una ceja y luego baja los dos ojos acompañando todo su cuerpo hacia adelante, me dice: Si no fuera bueno yo no lo vendería. ¡A quién le voy a preguntar! ¿Qué otra cosa me iba a decir? Ya sabemos que las palabras rubrican la vida, las palabras con buen aspecto lo ennoblecen todo, tienen un poder que ha logrado derribar murallas y resucitar a los muertos. Rendida ante semejante poder, yo también bajé los ojos y compré el televisor. Cuando salgo, el mismo vendedor me ataja y me dice: Menos mal que compró acá, en el negocio de al lado los venden todos rotos.

 

 

 

 

 

DOS:

 

Leer el instructivo de un televisor recién comprado es tan alarmante como leer el prospecto de un remedio, en este último caso si lo leemos no lo tomamos, pero el televisor ya está en casa. Es todo tan aterrador. ¿Si no le cambio con cierta frecuencia las pilas al control remoto puede explotar? ¿Mirar en tres D puede producir ataques de epilépticos? ¿O demencia? ¿O muerte prematura? ¿Si dejo un ratito una imagen fija después no voy a ver casi nada? ¿Si le cae una gota de agua sobreviene el Acabose? La peor noticia: Mirar la tele engorda. ¡Y ojo con el magnetismo! En medio de la pandemia nos recomiendan quedarnos en casa, ¿para esto? Yo digo: ¿en época de pandemia no tendrían que atemperar el contenido de los instructivos? ¿Hay algo que sea más o menos seguro en los tiempos que nos tocan vivir? Televisores confiables eran los de antes.

 

 

 

 

TRES:

 

Ahora que yo, igual que media humanidad, he establecido una relación más estrecha con las pantallas, viene a mi memoria mi abuela. En su última vejez (porque transitó por varias vejeces, ella no se privaba de nada) tenía dos televisores, uno en el living y otro en su dormitorio. El conflicto se le planteaba a mi abuela con el del dormitorio. Y era, como ella misma decía, un conflicto “morrocotudo”. Al parecer cuando ella se cambiaba los locutores de televisión la espiaban. Le dije: Pero nonna, el programa está grabado, no te pueden ver. Ella me respondió: ¡Eso te creés vos! El otro día cuando yo lo miraba justo a los ojos me dijo: Buenos días, señora, ¿cómo está usted? La cuestión es que para cambiarse de ropa mi abuela se dedicaba primero a tapar la pantalla del televisor con lo que encontrara a mano, una toalla, una pollera o una mantita. El mundo moderno no la dejaba ni a sol ni a sombra. Murió con cien años.

 

 

 

 

 

 

 

 

CUATRO:

 

Cuando murió mi padre el televisor de convirtió en persona. Fue una mutación extraordinaria. Ocurrió de un día para otro. De la mañana a la noche vi a los adultos petrificados observando sin hablar esas imágenes cambiantes en blanco y negro. Desde entonces nada en casa, incluida yo, alcanzó mayor capacidad de seducción. Comprendí que las representaciones del mundo tenían un efecto cautivante, a lo mejor elegí dedicarme a la literatura por eso. No sé. Creo que en parte fue la muerte la causante. La muerte y el arte vienen desde el principio de los tiempos en indisoluble maridaje. Y ya sabemos que el influjo de los dos puede ser indestructible.

 

 

 

 

 

CINCO:

 

 

El primer televisor lo compró mi tío Polo en Fabricaciones Militares. Año 1959. Era un artefacto voluminoso que ocupaba un sitio privilegiado en el living. Mi tío estudiaba teatro en el Conservatorio de Arte Escénico y yo vivía con él y mis abuelos en un departamento de Caballito.

Recuerdo la noche en que mi tío y sus compañeros de estudio, entre los que estaba Beto Brandoni, Marta Bianchi y también Catalina Speroni, el Negro Carela con Alicia Berdaxagar, hicieron lo que llamaron "El Bautismo del televisor". Actuaron, cantaron, le compraron una funda de plástico que tenía dibujos y volados, un adornito para arriba y no sé cuántos chirimbolos más. Yo tenía cinco años. Para mí fue como ir a una función teatral de lo más divertida. Poco después ese televisor se incendió y se armó una tremolina descomunal con el consorcio. Tuvo lo suyo el televisor, una vida muy celebrada y corta.

 

 

 

 

 

 

 

 

SEIS:

 

 

Cuando me fui a vivir sola no tuve televisor hasta 1992. Vino primero la PC, en blanco y negro. Era la única en el edificio que no tenía aparato y el portero se preguntaba qué hacía yo durante todo el día. El hombre desconocía una actividad legendaria: la lectura. A los pocos meses de estrenar la PC fui a comprar mi primer televisor con lo que gané en un premio literario, exactamente trece años después de abstinencia de pantalla. Ocurrió durante la mañana. Tomé un taxi y el taxista me mostró un perfil medio tránsfuga. Puso el artefacto en el asiento de adelante. La charla me había dado pistas y bastante desconfianza. Me dijo: Usted baje que yo se lo alcanzo después. No, no accedí. Sospeché por su mirada que quería huir con mi televisor. Entonces no se identificaba al chofer de taxi leyendo el cartoncito con sus datos. Dios mío, me salvé del secuestro de mi primer televisor de puro milagro.  Me atrevo a decir que ese televisor, salvado de un secuestro, tuvo una buena vida, creo.

 

 

 

 

 

SIETE:

 

Y llegó por fin a mi vida el televisor grande. Lo ubiqué en la habitación del fondo que está al lado de mi dormitorio. Duró mucho, lo consideré un lujo, incluso cuando salieron a la venta las pantallas planas. Un día se murió mi abuela y aquel mismo día, el televisor, haciéndole honor a la desaparición de mi abuela, también murió. Yo estaba desolada, me había vuelto teleadicta y atravesar una circunstancia así fue muy duro. Bajé el televisor chico desde el estudio.  Y no, ni la menor comparación con el otro. Encontré un señor que vino enseguida y me lo arregló. Un señor que había conocido a mi abuela. Me dio el pésame y me resucitó el televisor por un tiempo que duró no me acuerdo cuánto. La vida de los televisores es muy similar a la de los árboles, son sensibles a los caudales humanos y saben hacernos buena compañía.

 

 

 

 

OCHO:

 

Todos los televisores parecen iguales, rectangulares, impávidos, sin embargo no es así. Cada uno tiene sus peculiaridades. Poseen cierta cualidad camaleónica, se impregnan con nuestras emociones. El que compré primero, el de la habitación del fondo, ya está adecuado a mí, conoce mis necesidades, apenas lo toco, responde. Es laxo, amigable, empático. Es como una mascota de años, se aquerenció. El Smart del living todavía necesita un tiempo de domesticación. Lo uso poco y anda medio resentido. Ahora, el del estudio, me parece un enigma, demasiado nuevito. Ni yo lo capté a él ni él conoce mis mañas. Espero no llevarme sorpresas. Con esta clase de especímenes nunca se sabe. No hay que confiarse demasiado, sobre todo al principio, en la etapa de adaptación. Aunque no te sorprendan meando en los rincones como un gato, son capaces de alguna tropelía a nuestras espaldas en el instante menos pensado.

 

 

 

NUEVE:

 

Mi madre amaba la televisión. Murió precisamente cuando el fenómeno de su novedad estaba naciendo. Vida y muerte se conjugan. Antes de que ella enfermara, nos vestíamos con elegancia e íbamos al cuartel, mi padre era militar y en el Casino de Oficiales en Palermo había un televisor. Conservo un recuerdo muy vívido de la tarde en que mi madre y yo fuimos a la casa de un hombre que vivía un edificio muy lujoso y allí, en el living también había un televisor. Me quedé extasiada, nunca había visto un aparato dentro de una casa, creía que el televisor era como una bandera patria y que solo podía estar en instituciones oficiales. Mi madre murió poco después de la visita a aquel departamento.  No me olvido de lo que vi, fue un programa culinario. Terapias varias, psicoanálisis y otros tantos talleres terapéuticos me han llevado a aquella escena del televisor en el lujoso apartamento una y otra vez.

 

 

**

 

-Irma Verolín ha publicado libros de cuentos: "Hay una nena que gira", "La escalera del patio gris", “Una luz que encandila” y “Una foto de Einstein tocando el violín”. Novelas: "El puño del tiempo", "El camino de los viajeros" y “La mujer invisible”. Y también una serie de títulos en literatura infantil en distintas editoriales. Obtuvo diversas distinciones entre las que se destacan Premio Emecé 1993-94, Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires Eduardo Mallea, Primer Premio Internacional “Horacio Silvestre Quiroga”, Primer Premio Nacional Macedonio Fernández, Primer Premio Internacional de Puerto Rico, Primer Premio Internacional de Novela Mercosur. Tres de sus novelas fueron finalistas en los premios Fortabat, La Nación de Novela, Planeta de Argentina y Clarín. Algunos de sus relatos fueron traducidos al idioma inglés y alemán.

-En poesía publicó “De madrugada” en Ediciones del Dock y “Los días”, editorial de la Fundación Victoria Ocampo, Primer Premio Horacio Armani 2014 otorgado por la misma fundación y “Árbol de mis ancestros”, Editorial Palabrava 2018. Algunos de sus poemas fueron traducidos al ruso, portugués e italiano. Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes en 1999.

Acaba de publicar un libro de cuentos:

 "Fervorosas historias de mujeres y hombres"

Por Editorial Ciccus, Buenos Aires 2021.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

cuadros descolgados*

 

encontré este poema mío, tirado en la cubierta de un barco abandonado, cuando todavía no lo había escrito...

 

 

Entonces las preguntas

el filo comprometedor de las incógnitas...

puede más una cadena que una docena

de palabras?

será el fuego quien delimite los abismos?

o la frágil conspiración de los puñales

despedazando los juguetes?

 

seleccione los abanicos

esparcí la pólvora secretamente

invirtiendo las estatuas

 

destape las botellas sagradas

de la locura

mientras formaba feroces rebeliones

en la parte oscura

de los puentes

 

escribí algunas profecías

oculte la madera húmeda del silencio

sin suponer de sombras y holocaustos

ni animales ejerciendo el salvajismo

me enaltecen las banderas

intento sujetar los resortes oxidados

del recuerdo

mientras de a ratos se escucha pasar un tren

que interrumpe el insomnio unos instantes.

 

 

 

*De Hernán Alberto Melfi. impresentable14@yahoo.con.ar

 

 

-Hernán Alberto Melfi.  Bs As 1970. Publicó los libros de poesía Juguetes Malditos (2013) y Los Títeres Punk (2014) ambos por El Encuentro Editorial. En la actualidad prepara su tercer volumen. Reside en EEUU.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antes del amarillo fulminante*

 

 

Parado a un costado del mostrador veo a Don Joaquín, dicen que va por los 95 años. Tan pintoresco el hombre con su sombrero negro alpino.

Juega en su patio de la memoria:

- "5 de pan, 5 de vino y 20 de queso El Peregrino."

- "Casa Muñoz, donde un peso vale dos".

- "Sastrerías Braudo, la casa de los dos pantalones".

- "Casa La Mota... Donde se viste Carlota".

 

Cuando ve entrar una linda se emociona y canta: 

Donde veo una pollera

No me fijo en el color;

Las viuditas, las casadas o solteras,

Para mí son todas peras

En el árbol del amor.

 

Luego vuelve a quedarse quieto como una estatua.

Antes del sol de otoño cayendo en amarillo fulminante, se va dando la mano a cada uno de los presentes con su saludo:

"lo felicito por conocerme".

 

*De Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RESULTADO AL FINAL*

 

 

Yo conocí a Cachito y a Dorita. Son pobres, son ancianos, viven en una casa cerca del río, lejos del pueblo más cercano, y se ayudan a sobrevivir con una quinta y un gallinero. Ella cose ropa para afuera aunque la vista ya le falle, y los ojos enrojecidos se quejen de este esfuerzo suplementario, este esfuerzo de seguir trabajando cuando deberían descansar.

 Cachito era ferroviario. No tiene estudios, pero tiene la educación del sindicato, cuando los italianos trajeron junto a las propuestas comunistas y anarquistas, la curiosa idea de que un operario tenía que leer, informarse, comprender no sólo su país sino el mundo. Los sindicatos tenían bibliotecas, eran fraternidades, tenían el ansia de formar hombres libres trabajando con dignidad.

 La meta no era enriquecerse, no era lograr un puestito cómodo, no era acomodar a los hijos, nietos y sobrinos. Su ideal era que los compañeros o camaradas tuviesen una vida digna y estuviesen orgullosos de construir una sociedad igualitaria.

 Cachito dobla la espalda sobre la tierra arenosa, tan poco proclive a la dádiva, para recoger las verduras y llevarlas a la mesa. Dorita riega las plantas con flores que adornan el jardín delantero. Los perros arman barullo alrededor. No son ricos pero encarnan la mayor riqueza que puede haber, la riqueza onerosa de quien tiene la conciencia limpia. Y es hacia el final cuando se hacen las sumas y las restas para conocer el resultado.

 De qué riqueza gozarán los gremialistas que envejecen en mansiones, qué conciencia dormirá sus noches cuando usan la mentira para perpetuarse en el poder, cuando celebran el embrutecimiento de sus afiliados, lo potencian, y utilizan discursos anodinos que llenan el vacío con palabras efímeras. Quién recordará sus nombres con emoción, si sus nombres están unidos a negociados innombrables, dobles sueldos, diezmos. Si cada acto, cada discurso, aún los correctos, esconden intenciones confundidas con réditos personales.

 Y qué aporte habrán hecho a nuestra patria. Enseñar a la gente a tener miedo, a callar, a tomarse del pasamanos del colectivo sin saber que el colectivo les pertenece. Los gremialistas de la política del vasallaje enseñan constantemente que el sindicato es del sindicalista, que hay un padre que premia o castiga, y que los afiliados reciben dádivas. Enseñan a no hacer preguntas molestas, enseñan que no hay que cuestionar al cuerpo directivo, porque pueden enojarse y retirar los regalos que ofrecen. Y no proponen debates, los clausuran con un portazo ofendido. Dicen, cuando están apurados, que todos somos iguales; para que lo canallesco, al difundirse, se torne borroso y nos abarque. Reafirman nuestra cultura colonialista con patrones y siervos dóciles. Desde los pequeños ámbitos crean las células que forman el organismo político de nuestra nación.

 Morirán en sus mansiones bajo sábanas limpias. No hay dudas. Pero la cama simple de Cachito y Dorita es más fuerte que sus cuentas de banco. Y si alguna vez el automóvil de un secretario general se cruza con la bicicleta de Cacho, deberá detenerse y hacer una reverencia, avergonzado de su brillo superficial a fuerza de cera y paño.

 

*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Pienso en esos momentos del amor donde empiezan a haber silencios en los diálogos. Llegan un día y uno ya sabe que la pasión ha terminado. Son silencios especiales: no silencios de bienestar. Uno capta que cada uno se ha encerrado en su mundo y no hay retorno. Después vuelven las palabras pero ya no es lo mismo. Un bosque se ha instalado entre dos personas y la mata empieza a crecer desmedidamente, hasta que las caras se dejan de ver: es entonces, el abandono.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

 

 

Corbett*

 

 

La vida me permitió acceder al fantástico mundo del arquitecto Jerome Ricardo Klepka.

 

Antes de partir a Corbett, su reconocida obra, había recibido de su amiga Irene una caja con planos, dibujos de esculturas y cuadernos donde Jerome anotaba frases o explicaba el significado de sus obras.

Mientras viajaba en el tren de trocha angosta pensaba en su lúdica creatividad al instalar 108 de sus esculturas en el espacio del parque natural. En su cuaderno de notas explicaba: “Un número mágico para una cacería de recuerdos propios a los que debo darles materialidad”.

 

 

Uno

 

El hotel se llama "Edward James Corbett Resort". Bien visible a metros de la estación de tren. Es un hotel de cinco estrellas. Quizás modesto a los ojos de un Maharajá, pero maravilloso para mi gusto estético. Pedí habitación sin saber cuánto tiempo necesitaría para recorrer el parque natural con las obras de arte que Jerome había dejado allí plantadas para que sean interpretadas por los visitantes.

Ni bien entré pude escuchar del conserje una historia que habla de la personalidad del arquitecto. Durante la obra del reciclado del hotel, el hombre había tenido una fuerte discusión con el contratista que colocaba el parquet. La discusión había llegado al punto de la furia y los hombres iban a arreglar sus diferencias a trompadas. Hasta que el parquetista lo insultó en ruso y Klepka le contesto con otro insulto similar también en ruso. -Irene me había contado que Jerome había aprendido ruso porque su padre lo hablaba como segundo idioma; ya en su adolescencia había decidido estudiarlo para leer a Gorki en su idioma madre. -

La cosa es que el conocimiento común de un idioma y de cultura eslava los amigó. El contratista y el arquitecto comenzaron a cantar juntos canciones tradicionales. Para festejar el descubrimiento, Jerome fue hasta su auto, trajo una botella de Grappa Chizzotti y brindaron con los obreros presentes en la obra.

-Como Ud. mismo podrá observar, el parquet de pinotea ha quedado impecable. -Remató el conserje.

 

 

 

Dos

 

Me di cuenta durante un buen rato antes de lograr dormir en una cama desconocida que la idea de escribir sobre un hombre y su obra no es tarea sencilla -al menos con Klepka- . Una segunda idea que había tenido durante el viaje en tren estaba en cuestión, ¿Podría escribir algo más que una crónica sobre lo visto en Corbett? No quería -como muchas otras veces- plantearme objetivos demasiados alejados, tenía certeza sobre las limitaciones de mi escritura. Sin respuesta, lo mejor fue dormirme y esperar que el día siguiente aclarara con su luz las cosas.

Desayune mirando al verde del parque, un cielo amplio, celeste hasta el horizonte. El día se mostraba como una promesa esplendida. Como muchas otras veces sentía incomodidad con la soledad. Casi siempre mi trabajo me llevaba a permanecer solo en diferentes hoteles, la soledad me convertía en observador o en un cazador de imágenes más precisamente. Me llamó la atención la leyenda impresa en la remera del hombre de la cabeza afeitada. Tenía menos de cuarenta años, un cuerpo trabajado en horas de gimnasio. Parecía estar en gira de negocios desayunando con socios o clientes. La remera decía en letra enorme: "Y si la mujer del prójimo me desea a mí".

 

 

 

 

Tres

 

No quise distraerme más. Llevaba en mi bolso un par de cuadernos donde Jerome describía el origen de las obras que vería ni bien me animara a salir al afuera del hotel.

En el pequeño parque lindero al que miran los ventanales del comedor está el monumento a Edward J. Corbett. Es una escultura de hierro negro. Teriántropos en lucha: Cuerpo humano con cabeza de Tigre. Arriba de la cabeza lleva el sombrero clásico que hemos visto en las películas llevar a los cazadores. Esa figura lucha con una enorme víbora que se enrosca por su cuerpo desde su pie izquierdo. La serpiente termina en una cabeza humana que mantenía colmillos y lengua de serpiente.

La estatua tiene el subtítulo de "Metamorfosis". Se lee en su enorme base de cemento la inscripción de autoría: JEROME RICARDO KLEPKA. ESTATUARIO. ARQUITECTO. CLONADOR PAISAJISTA.

En el cuaderno dice -textual-: "Metamorfosis". Fue con la infección del colmillo izquierdo. Tenía la mitad del rostro con aspecto felino. Sentía que la fiebre era una enorme serpiente que se enroscaba. Deliraba. Lo más lógico es que la serpiente tuviera en su rostro el aspecto de la serpiente a la que llamamos, afiebrados de autoengaño, "ser humano".

Alejándose de la estación hacia el norte esta la entrada al Parque Natural, situado en las tierras de la antigua estancia de los Corbett. Allí quedaron al aire libre las obras de arte de Klepka. La primera que pude observar se titula: "El rollo del tiempo".

Escribe: "Después de la salud, el tiempo es lo más valioso que posee una persona. (...) Pensé en las manos de mi padre, en los objetos que había dejado abandonados en el galpón de la casa. Había dos lavarropas oxidados, una heladera Siam. Los alambres que sostenían la antigua parra habían quedado formando un rollo, una nebulosa galaxia que ya no podría volver a extenderse. Fue mi hijo quien lo bautizó como rollo del tiempo"

Me maravilló mucho la obra dedicada a Kurt Vonnegut. "Insectos atrapados en ámbar" Son piedras traslucidas apiladas como un muro adentro hay cuerpos de insectos con cabeza humana. Arriba del muro desfila un soldado con un uniforme alemán de la segunda guerra.

Jerome anotó: “están mi padre con mi tío en la segunda guerra, nunca saldrán del todo. Llegaron a la Argentina, no quedaron enterrados en el cementerio polaco. En el oído les quedara el zumbido de los proyectiles que reventaban el tímpano. Puedo volver a los ojos vivaces de mi padre cuando recordaba al heroico batallón polaco en la noche iluminada por proyectiles en la batalla de Montecassino”

 

 

 

Cuatro

 

 

Cuando retorné del parque estaba bastante cansado, era de noche, había comido en un pequeño restaurante ubicado en la antigua residencia del comisionado inglés. Volví a la habitación, me bañe con una ducha que no logre regular bien, afloje el cansancio, me dispuse a dormir. La cercanía al campo convertía al hotel en un espacio de resonancia de lo lejano y lo inmediato a la vez. Desde la habitación contigua se escuchaba esa furia al hacer el amor. En un trance interminable la mujer jadeaba o gritaba. Mi primera idea no fue nada romántica: este Jerome, ha sido un gran artista, pero como puede ser que haya construido paredes con paneles de yeso que aíslan poco y nada.

Desde el campo empezó a ganar espacio un tren acercándose con el inconfundible sonido de las vaporeras.

Por momentos para mis oídos la furia del vapor de la locomotora se mezclaba con los jadeos de la pareja.

Una locomotora atraviesa la noche. Otra mujer se enciende, hecha vapor, jadea. Hay viajes que crean vida. Otros viajes llevan vida de un lugar a otro como si algún deseo intangible como la brisa guiará cada viaje. Antes de conciliar con el sueño pensé en lo apropiado que era el título de una de las obras de Klepka: "Lo erótico es la vida".

 

 

*De Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar

 

 

 

 

 

-Próxima estación.

 

En el recorrido del tren literario por el Ferrocarril Provincial:

 

 

 

CARLOS BEGUERIE. 

 

 

 

FUNKE.   LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.

 

ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.  

 

LOMA VERDE.    ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.  

 

 D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.   LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.  ARANA. 

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

LA PLATA.

 

 

 

 

*

 

-Siguiente estación

En el recorrido del tren literario por el Ferrocarril Midland:

 

 

KM. 38.  

 

 

MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.   LIBERTAD.

 

MERLO GÓMEZ.   RAFAEL CASTILLO.    ISIDRO CASANOVA. 

 

JUSTO VILLEGAS.

 

JOSÉ INGENIEROS.   MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.

 

 ALDO BONZI.   KM 12.

 

LA SALADA.  INGENIERO BUDGE.  VILLA FIORITO.

 

 VILLA CARAZA.

 

VILLA DIAMANTE.  PUENTE ALSINA.  INTERCAMBIO MIDLAND.

 

 

InventivaSocial

Plaza virtual de escritura

-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.

 

https://twitter.com/INVENTIVASOCIAL

 

 


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