EL PENSAMIENTO EN LOS UMBRALES DE LA TIERRA

 


*Obra de Walkala. Luis Alfredo Duarte Herrera (1958-2010).

-En Aurora Boreal. Walkala: un homenaje in memoriam

http://www.auroraboreal.net/index.php?option=com_content&view=article&id=1367%3Awalkala&catid=94%3Apintura&Itemid=160

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

El sol siguió calle abajo.

En la música y en la vida

anduve con igual entusiasmo.

Fue así que pisé las sucias veredas

sembradas con el brillo de la suerte;

tenía el ansia la ovalada silueta de los nidos y hollín en los zapatos.

Una mosca oí.

El gatillo en la mata de hierba.

El pan y la leche. Las ciudades.

Aquel suspiro que cierra el metal de las campanas.

El pensamiento en los umbrales de la tierra

donde con la luz aparente de las piedras

una hoja cae en todos los amaneceres.

 

*De Milagros Losa.

 

 

 

 





 

 

 

 

 

Ciencia ficción, fase superior del capitalismo*

 

‘Ciencia ficción capitalista’ (Anagrama), de Michel Nieva, reflexiona sobre el vínculo entre imaginación futurista y Silicon Valley

 

*Por Alejandro Badillo. badillo.alejandro@gmail.com

 

Al leer las primeras páginas de Ciencia ficción capitalista. Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo (Anagrama, 2024), del escritor argentino Michel Nieva (1988), recordé el libro del historiador sueco Sven Lindqvist Historia de los bombardeos, una espeluznante reconstrucción de los desastres del colonialismo occidental y el uso de la tecnología como herramienta para el exterminio de población que se considera inferior y desechable. En varias secciones de Historia de los bombardeos se hace una recuperación de las novelas de ciencia ficción escritas a finales del siglo XIX e inicios del XX que prefiguraron las nuevas formas de hacer la guerra a través de la técnica y, particularmente, el uso de las bombas como una etapa superior e incluso deseable en las conflagraciones mundiales.

Muchos de los autores de estas novelas y relatos fueron relegados del canon de la literatura occidental por las ideas que promovían por medio de sus fantasías futuristas: una suerte de aniquilación selectiva realizada por el hombre occidental en contra de alienígenas o cualquier tipo de invasor, metáforas que tenían aplicación práctica en las guerras coloniales que se desarrollaban en aquellos años. En el arsenal de invenciones literarias destacaba la bomba cuyo poder de aniquilación apareció primero en la ficción, décadas antes de que el experimento nuclear llegara a su clímax en Hiroshima y Nagasaki. La bomba, en estas narrativas, era idealizada como una especie de demiurgo que traería paz eterna después de ejercer su poder destructor.

Michel Nieva retoma la influencia de la ciencia ficción en la cultura popular y la ciencia a partir del capitalismo del siglo XXI y la aparición de los multimillonarios de Silicon Valley como figuras de considerable influencia política y modelos a seguir para el aspiracionismo del nuevo siglo. La ciencia ficción a menudo es considerada como una temática o subgénero menor en el canon literario, pero no pueden desdeñarse las relaciones que ha establecido con el poder desde una aparente marginalidad. Nieva, en la primera parte de su libro, aborda las ficciones de autores del siglo XX como Arthur C. Clarke, Isaac Asimov, Kim Stanley Robinson, Robert Heinlein, entre otros. La selección reúne a autores que estimularon la imaginación de los futuros empresarios de la tecnología al final del siglo e inicio del nuestro.

Ávidos lectores de las ficciones científicas, los capitalistas de nuestro tiempo –Elon Musk, Jeff Bezos, Bill Gates y demás– tratan de llevar a la realidad los sueños de los escritores. La influencia, como apunta el autor, va más allá de la inspiración, pues algunos autores han colaborado como asesores de los corporativos en proyectos relacionados con la exploración espacial. Arthur C. Clarke, por ejemplo, trabajó para Hughes Aircraft Company y, posteriormente, para la NASA. Antes de que los satélites artificiales fueran una realidad, ya habían existido en las páginas escritas por el autor inglés.

Hay un dilema que surge con la alianza entre la ciencia ficción y la tecnología hecha por los oligarcas capitalistas de nuestro tiempo: la ideología. Encandilados por la idealización de las máquinas, la manipulación de la materia, los viajes espaciales, la colonización de otros planetas y la búsqueda de la inmortalidad, las ficciones futuristas que leemos y que vemos en series y películas, nos presentan una utopía gestionada sólo por el capital y sus acumuladores. No hay, en esta historia, una gestión democrática de nuestro futuro. Vistos como los nuevos héroes del siglo XXI, multimillonarios como Elon Musk plantean –mientras son adorados por una parte de la población– proyectos que se parecen mucho a las fantasías reaccionarias del pasado.

Hay un plan que presenta Nieva y que es una ironía macabra para el porvenir diseñado por el capital y sus genios: la conquista de Marte. Si el planeta que habitamos no tiene posibilidad de rescate, la carrera espacial –en lugar de invertir recursos y vidas humanas para conocer más del Universo– se concentrará en sacar de la Tierra a la élite que pueda pagar su existencia en Marte. Para hacer ese planeta habitable se implementaría lo que está exterminando la biodiversidad justo ahora: cantidades ingentes de gases de efecto invernadero para calentar Marte y hacerlo habitable. Ahí vivirán, en esta fantasía, los jerarcas de Silicon Valley, mientras el 99% de la humanidad –quizá más– sufre un lento exterminio.

Michel Nieva plantea una contrapropuesta en la segunda parte del libro: la imaginación literaria puesta al servicio de lo común en lugar de los sueños capitalistas que sólo han acelerado la devastación social y ambiental. Desde el surgimiento del socialismo como ideología se plantearon innumerables utopías para nuestro futuro, escenarios en los que la igualdad era la norma y no la excepción. Se han imaginado, por ejemplo, razas alienígenas que han superado el egoísmo de la acumulación de poder y dinero para crear sociedades prósperas para todos. Estas fantasías pueden ayudarnos en nuestro presente sólo si son capaces de destruir el paradigma económico y social que ha alienado a la élite y, por desgracia, a buena parte de la población mundial. En Estrella Roja (1908), novela del autor ruso Aleksándr Bogdánov, por ejemplo, se imagina una sociedad marciana que ha llevado a la realidad todos los supuestos del comunismo soviético. Sin embargo, los marcianos –a pesar de tener una sociedad igualitaria– no han podido abandonar la necesidad de explotar de manera masiva sus recursos. Por esta razón tendrán que invadir, tarde o temprano, otros mundos para expandir su imperio tecnológico sediento de materias primas.

Una idea interesante que deja la lectura de Ciencia ficción capitalista es la crítica radical del progreso, la tecnología, el crecimiento económico y el desarrollo planteado por el sistema económico dominante. Nieva esboza una noción de futuro diferente al imaginado por la ciencia ficción tradicional por medio de autores como el filósofo brasileño Ailton Krenak, que plantea que el futuro sí existe pero en las comunidades indígenas que han sobrevivido a siglos de opresión, enfermedades y asedio del capitalismo a sus territorios y recursos naturales. No son mencionados, pero autores como Philip K. Dick, Stanisław Lem, Ursula K. Le Guin o Ray Bradbury escribieron ciencia ficción desde un paradigma que critica la tecnología al servicio de las corporaciones y problematiza al ser humano como conquistador del universo. Sólo de esta manera se evitará que la humanidad repita, como en un infernal Mito de Sísifo, los errores del pasado y de nuestro presente.

 

*Fuente: LA TEMPESTAD.

https://www.latempestad.mx/tornavoz-michel-nieva-ciencia-ficcion-capitalista-anagrama/?

 

 

 









 

 

GRITOS*

 

 

Se pueden ver las carretillas que llevan los desperdicios

de la luz. Un mundo fuera de foco,

abstraído,

extraño.

 

Los perros fuera de foco que llaman a presas de otros mundos,

los cazadores que cazan

huecos para llevar a sus

casas.

 

Nada en su sitio.

O tal vez cada cosa conservando, empecinadamente,

la obstinación

del sueño.

La oscuridad verde sobre el blanco, los cristalizados

gritos. La historia impersonal de todos

y de cualquiera.

 

Hay un momento en la tarde, un exacto momento,

en que las cosas se tuercen

y de a poco,

como si nada,

empiezan lentamente

a despeñarse.

 

(La ilusión de la vida es quebradiza y tiembla).

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 -De su poemario "Cazadores en la nieve". Letra Eme, Buenos Aires, 2014

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antes del fin 5.0*

  

Cuando subía por última vez la cuesta en dirección al Puente de Piedra, me abordó una jovencita. Explicó que su moto la había dejado tirada y necesitaba un euro para gasolina.

Inútilmente registré mis bolsillos. Negué con la cabeza, pero ella no se movió: Un cansancio infinito se insinuaba en su mirada.

Deduje que también su camino estaba cortado. Como el mío. Que ambos estábamos al borde.

Fue entonces cuando oí los pájaros. En ese canto anárquico creí adivinar que la matemática es sabia, que menos por menos a veces es más, que dos finales pueden representar un principio.

Extendí mi mano, que ella tomó con algún recelo, y bajamos hasta el río. Nada más. Nos sentamos en la hierba y nos pusimos a contemplar la corriente, a sentir la música del agua, sacudida de cuando en cuando por el chapoteo de algún pez extraviado, a impregnarnos de ese perfume milenario cuyo nombre no figura en los catálogos profanos de los hipermercados. Luego vino la noche. Y su silencio. Pero nosotros seguíamos allí, escuchando.

 

*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Mirás hacia el cielo

y ves

tanta minúscula belleza

suelta en el aire:

la diminuta certeza

de que algo

persiste fuera de tu alcance,

se escapa siempre

al empecinado ejercicio de tu razón.

El viento está lleno

de estas pequeñas cosas,

que arden

y se consumen solas,

sin molestar

a nadie,

sin grandes ceremonias.

 

*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los primeros dioses*

 

*De Alejandro Badillo. badillo.alejandro@gmail.com

 

Una nueva teoría sobre el origen del universo afirma que hubo una condición especial o un "error" en el Big-Bang. Según esta perspectiva la expansión que siguió al gran evento se detuvo casi inmediatamente por causas desconocidas. El polvo y materia estelar quedaron concentrados bajo presiones inimaginables y el infinito no pudo ser colmado. A pesar de este escenario, la polémica teoría afirma que un poco de materia logró escapar de la gravedad concentrada y evolucionó hasta crear su propio espacio-tiempo y sus leyes físicas. Con el paso de miles de millones de años la materia tomó forma y moldeó un sistema solar, el primero en la historia del universo abortado. Uno de los planetas tuvo las condiciones necesarias para crear vida inteligente. Estos seres primigenios se desarrollaron de forma ininterrumpida bajo un cielo sin estrellas, nebulosas y galaxias. Con el tiempo construyeron enormes telescopios y descubrieron la condición anormal del universo. Millones de años después tuvieron la tecnología suficiente para extraer materia condensada del evento que no pudo expandirse y esparcirla por el espacio vacío que los rodeaba. Así nació de forma artificial un segundo universo que reemplazó al original que nunca pudo existir, que nosotros habitamos y que tomamos por verdadero.

 

*Incluido en “El caso Max Power y otros cuentos”, de Alejandro Badillo, publicado por Aurora Boreal.

-Fuente: http://www.auroraboreal.net/aurora-boreal/editorial-aurora-boreal/2060-el-caso-max-power-y-otros-cuentos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Fui yo quien

desanudó

una a una las hojas

la enredadera del patio grande

hebra por hebra

como un hada

frente al muro de lianas

verde retorcido

tentáculos colgando de ladrillos.

Fui yo quien

con mis manos diminutas

de ser misterioso

desenmascaró la humedad

la pared me miraba

y yo

absorta niña poseída.

Me hice grande

empecinada en lo imposible

y el verde desterrado anidó en el suelo

y los ladrillos transpiraron aire denso

y las cáscaras de pintura sofocada

en el sopor

cayeron sobre el nuevo jardín

yo seguía retorciendo

suavemente las hojas

como un juego milenario

se formó un prado

se liberó la pared de su opresión añosa

y yo sonreía como si

hubiera sido

algo de todos los días

algo tan habitual

como si

lo hubiera hecho

toda la vida.

Y lo hice.

La niña que fui

surge de una voz

que me dice

ya es hora

ya está

la enredadera seguirá trepando

(siempre trepa la enredadera).

Y yo

crezco

entierro mis pies en el barro

me salen flores

de las orejas

debajo de las uñas

ramitas negras

las piernas

troncos

mis ojos verdean

y el amarillo de mis párpados

florece en pétalos turquesas

y ya no sé cómo

liberarme

cómo

desenredarme de mí.

  

*De Lorena Suez. suezlorena@gmail.com

-De Intemperie-

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

La Czarodziejka*

 

Mientras imaginábamos formas fantásticas en los hilos de humo del cigarrillo le pregunté a Kalman si creía en hadas del humo.

Hadas que apenas se dejan ver antes de hacerse plenamente invisibles en el aire.

Antes de ser sólo parte del viento.

Kalman tenía padres y abuelos nacidos en la Europa central. Ha escuchado de ellos algunas leyendas populares que se transmiten en forma oral. Sus abuelos vivieron en Sniatyn que al tiempo del nacimiento de sus padres quedaba en Polonia.

En aquella geografía se mezclaban en extraordinario sincretismo creencias, leyendas, idiomas. Sus abuelos paternos hablaban Idish pero las hadas que los mayores del pueblo relataban a los niños para encantarlos o asustarlos eran polacas.

-Si no recuerdo mal - dice Kalman- había un Hada que podía transformarse en lo que quisiera, ¡incluso ser humo!

La Czarodziejka podía estar en cualquier parte sin ser reconocida incluso salir de un repollo o vivir en el tronco de un árbol.

Una vez, el viejo Wojciech les dijo a unos chicos -entre los que estaba el padre de Kalman- que si se reunían hombres a fumar con sus pipas en un claro del bosque bajo la luz de las estrellas. Ella tomaba la forma de una seductora mujer y desprendida del humo les dejaba ver su sonrisa. Los hombres de la pipa sabían desde niños que era un maravilloso acontecimiento. Quizás una única vez en la vida.

La leyenda les advertía que si la buscaban por el bosque se extraviarían sin remedio a un tiempo desconocido.

Así que se quedaban allí mismo sin moverse fumando sus pipas, dejaban que la Czarodziejka siguiera su paso de encantamientos bajo una noche estrellada por aquel bosque que ahora queda en Ucrania.

 

 *De Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

¿Te digo qué quedó de los vasos rotos contra la puerta?

¿Creerías si te digo que junté los vidrios y no me corté? ¿Qué cuando me distraje una cuchilla cayó sobre mi pierna e hizo un tajo transversal para que yo pueda entender el dolor de lo no esperado? ¿Que no quedó un vaso donde beber? ¿Que el cuerpo era un vaso? ¿Que el agua corre, está fresca y del grifo a mis manos brilla cuando le pegan los rayos del sol?

 

*De Valeria Pariso.  valeriapariso@outlook.com

 

 

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

La noche es pródiga en ausencias*

 

La noche es pródiga en ausencias.

 

Sobre almohadas dormitan estaciones desiertas.

 

Más debe haber algún tren entre los páramos,

o en el fondo sin nombre de los túneles.

Debe haber algún tren quizá dormido,

bruscamente parado al borde de un recuerdo,

girando sin consuelo tras una aurora falsa

o apresado en la telaraña de los itinerarios.

 

Hay calma en el andén, niebla de cigarrillos,

ojos enrojecidos de espera, un viento frío.

Hay trenes varados, negros, trenes averiados

siniestramente abandonados en alguna vía muerta.

Nada se mueve, todo es quietud en tonos grises,

ni un sonido perturba la paz de las almohadas.

 

Y sin embargo, el sueño esboza una presencia

al final del andén, sin maletas, sin prisa,

un rostro que apenas presentido se diluye

en la explosión violenta del día que comienza.

 

El alba es un puñal de amargo filo

que penetra de luz los trémulos andenes.

 

Y a este lado, la estación está vacía.

 

*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com

-De El rostro prohibido

 

 

 

-Próxima estación:

 

FRANCISCO A. BERRA.

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:

 

ESTACIÓN GOYENECHE.   

 

GOBERNADOR UDAONDO. 

 

LOMA VERDE.  

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.  

 

ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

 

D. SÁEZ.   

 

J. R. MORENO.   

 

 EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  

 

LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.

 

 ARANA.

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

 

LA PLATA.

 

 

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Blog histórico & archivo: https://inventivasocial.blogspot.com/

 


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